En Colombia, la expansión del café se dio como un subproducto del
auge cafetero que tuvieron los Andes venezolanos después de la
Independencia. El cultivo, en el país, se desarrolló hacia 1830, en la
región de Cúcuta, esencialmente por la cercanía y la importancia de
Maracaibo para la comercialización del producto. Se fue extendiendo a
Pamplona y Ocaña, Norte de Santander y, posteriormente, hacia Santander,
Cundinamarca, y el Occidente colombiano. Para esa época, las
exportaciones de café eran entre 30.000 y 40.000 sacos, apenas un 4% de
las exportaciones totales.
A lo largo del XIX, la producción de café siguió aumentando, pero
únicamente a finales de ese siglo se constituyó en un producto de
exportación importante. Pasó de representar el 20% de las exportaciones
del país en 1884 a 55%, en 1895. La producción aumentó impulsada por los
precios internacionales, pasando de 173.000 sacos a 358.000. Desde esta
época y a lo largo del siglo XX, cada expansión de la producción fue el
resultado de los estímulos que generaban las bonanzas cafeteras.
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